EL QUINTO PODER
Vuelvo a caminar por estos lares, andaba
perdida en mi mundo de desastres, poniendo en orden mis abalorios y sobre todo
mi vida.
Intento fijar
pilares, encontrar nuevas salidas y comenzar de nuevo. Busco ilusiones cual
adolescente y en mi horizonte hay esperanzas nuevas.
Quiero justificar mi
ausencia, seguro que no me habéis echado en falta, ya se encargan mis
compañeros de mantener la llama de la indignación viva, de mostrar las verdades
al mundo y desvelar los fines de esta casta política que nos gobierna. Puro
despropósito mercantil a costa del pueblo llano.
Hoy mi escrito no
deriva en criticar al poder político, todos tenemos ojos y oídos, mi queja se
forja en otro poder, el mediático. Le llaman el quinto, el poder de la información.
Cada día me
sorprende más lo que veo en los informativos, pero lo que se lleva la palma son
esos programas de investigación ¿policial?, con aires de puro sensacionalismo
que lo único que hacen es desinformar y fomentar el odio y la desconfianza al
diferente.
Programas de estos,
infinitos; pero el que terminó por llevar mi indignación a niveles que
desconocía fue el que se emitió el viernes noche en “EQUIPO DE INVESTIGACION”.
La sexta con este programa se ha columpiado pero bien. No entiendo como se ha
rebajado a esos parámetros, yo creía que la mentira y el sensacionalismo no
entraba en sus proyectos.
No voy a criticar el
contenido, que es vergonzoso, sino las formas.
¿Cómo permiten
fomentar el miedo y el odio al musulmán?
Filmar a personas
que van a su rezo diario en un local, sótano o piso, ya que no les permiten
edificar una mezquita en ningún sitio y paralelamente poner imágenes de los
atentados a las Torres gemelas ¿es o no es, manipular la información?
Imaginemos a
católicos entrando a una iglesia y emitamos imágenes de curas abusando de
niños… ¿No estaríamos enviando un mensaje subliminar de que todos los católicos
son o permiten la pederastia?
Señores, la inmensa
mayoría de los musulmanes son trabajadores cuyo único delito es ser creyentes y
tener la obligación del rezo diario. Su mayor pecado es buscar la forma de
mantener a su familia y cuando nos saludan con un “Salam ailekum” nos están
deseando paz para todos; tal vez, nosotros deberíamos desearnos un poco más de
armonía y menos odios.
¿Qué clase de
periodismo es abordar a una persona en mitad de la calle, bombardeándola a
preguntas que apenas entiende?
Si en verdad fuera
un delincuente ¿dejaría que entraran a filmar en su negocio?
¿Cómo engañan al
público diciendo que el terrorismo se financia con estos desgraciados?
¿Qué pretendemos con
esta forma de periodismo?
¿Por qué no se
dedican a buscar a los fabricantes y grandes suministradores de
falsificaciones?
¿Nos cebamos con el
vendedor, el mantero y no miramos a quien en verdad se está enriqueciendo?
Y las grandes
marcas, ¿qué?
¿Por qué no
enseñamos dónde fabrican, los costes y las ganancias de cada producto?
¿No es delito la
usura y la explotación obrera?
Campos de
investigación hay muchos, entretener al populacho con cuatro porteadores que
traen y venden hogazas de pan de Marruecos para sacarse algún que otro euro y
darle la espalda a las mafias del contrabando, que están a la vista, que no se
esconden…
¿Es eso
investigación? Eso es ¡CHAPUZA!
Como chapuza es
permitir la mordaza que impone el gobierno con sus nuevas leyes sobre
protección.
¿No hablamos de un
poder inmenso el de la información? Pues deneguémosles ese derecho. Si los
medios hicieran un vacío total a cualquier acto político, a toda declaración
pública de nuestros gobernantes y seguidores puedo asegurar que otro gallo
cantaría.
Pero parece que o no
les importa o el miedo aprieta las ligaduras.
Señores, todo está
perdido, ahora sólo queda volver a conquistar lo que La Constitución nos da por
derecho.
Empecemos la lucha.