lunes, 8 de septiembre de 2014

CAMBIEMOS LAS FORMAS

 Estoy leyendo la prensa y detecto por activa y por pasiva una auténtica ausencia de cordura en las noticias. Denuncian con grandes aspavientos la supuesta invasión en nuestras costas de una orbe de moros, cuchillo en mano, dispuestos a utilizarlos si nuestras bocas no emiten sonidos de renuncia al Cristianismo y recitan con verdadera fe la Shahada.

  Me hace recordar las historias que contaba mi padre cuando en la guerra civil la gente huía despavorida cuando amenazaban con la llegada de los moros. Esto no hace más que confirmarme la ausencia de cultura y conocimiento de las otras vidas que habitan al otro lado del charco.

  Confundir terroristas, asesinos, criminales, piratas, mercenarios y un sin fin de apelativos con personas que tienen como única misión en la vida, trabajar para mantener su familia, estudiar para ser algo o alguien en el futuro y llevar mejor o peor unos preceptos religiosos comparables a los de cualquier cristiano de a pie, es un atentado a la cordura y la paz en nuestros barrios.

  Ni siquiera se paran a analizar las criminales imágenes, no despejan dudas sobre las víctimas, musulmanes en su mayor parte, porque kurdos y cristianos han huido ante el inminente asedio.

  Todos somos el enemigo, TODOS, los extremismos sólo dan paso al odio. El paro, el hambre, la desesperación hace que te agarres a quien te tiende la mano en tu desgracia y esta mano suele venir acompañada de pequeñas permutas en tus ideas, de pequeños susurros en tus oídos que poco a poco horadan en tu dignidad y hacen del odio al diferente tu principal vía de escape.

  Ejemplos todos los que quieran, la ponzoña del odio hace mella en todas las culturas, ya sean milenarias como las de Grecia con su amanecer dorado que tiñe de sangre todo lo que toca, nuestro nuevo centro social ramiro de ledesma en el barrio de Tetuán, una zona en la que los inmigrantes siempre han vivido en plena cordialidad con sus vecinos, a los movimientos ultraconservadores islámicos que se instauran en barrios conflictivos como el Príncipe de Ceuta, ya que son los únicos que ofrecen ayudas y salidas a sus habitantes.

  Este es el truco, no hay otro, si evitásemos conflictos, si asegurásemos la sanidad, la comida, el calor en el invierno, los estudios a nuestros hijos, las necesidades primarias….

  Si diéramos seguridad, obtendríamos tranquilidad y gratitud.


  Empecemos a cambiar las formas y quien quiera tener su nombre propio con mayúsculas, que se lo gane. 

4 comentarios:

  1. Muy bien dicho sabias palabras gran entrada

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  2. Cuando no existen principios; cuando no existe esperanza; cuando la gente no tiene nada que perder, los extremismos aparecen. Es parecido a una ecuación matemática con muchas incógnitas y ninguna solución.

    Un saludo,
    Adrián Calvo

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  3. Sabemos que es mucho más barato gastar en sanidad, en educación, en redistribuir la riqueza que se genera de forma tolerable, lo sabemos, pero eso no es rentable para quienes detentan todo el poder económico. Para concentrar cada día más la riqueza y por tanto el poder les conviene mantener abiertas guerras, enfrentamientos, diferencias, crear esclavos, fomentar el hambre, la desesperación... es el caldo de cultivo del que extraen sus inmensas riquezas. Sabemos qué es bueno y qué es malo pero quienes pueden decidir lo tiene decidido y las masas son dóciles, manejables.

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  4. Yo necesitaría saber cuantos españoles, "de pura raza", están en la cárcel o pendientes de juicio y cuantos políticos o empresarios, protegidos por leyes injustas y compararlo con el porcentaje de los mismos, entre los emigrantes, residentes en España.
    Estoy absolutamente seguro que dejaríamos de hablar del tema. Porque ¿si un terrorista es capaz de dañar a unos cientos, un banquero a cuantos a dañado con sus preferentes?
    Desgraciadamente yo entiendo más la necedad de un terrorista islámico, que la necedad y ambición desmedida de un banquero.

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