miércoles, 4 de junio de 2014

SÍNDROME DE QUÉ...

  
  Hoy me he levantado mirando las palmas de mis manos. Están vacías, como mis esperanzas.

  Durante veinte años estuvieron llenas de trabajo; limpiaron, cocinaron, cambiaron pañales, mecieron noches enteras, acariciaron, peinaron, consolaron, enseñaron, curaron heridas, jugaron, olvidaron cuidarse, hacer lo que mas les gustaba, olvidaron su música y con el tiempo fueron agrieteándose, perdiendo su agilidad, desprendiéndose de obligaciones hasta encontrarse así... Vacías.

  Supongo que mi situación es la que sufren millones de mujeres que han dedicado los mejores años de su vida a la familia, dejando sus sueños a un lado para darlo todo a sus hijos. Pero estos crecen, se hacen mayores y ves como se alejan cada vez más de tu capa protectora, de tus enseñanzas, de tus proyectos en común. Se van y te quedas ahí mirando tus manos... Vacías.

  Decides que debes cambiar tu vida, que ya es hora de orientarla en otra dirección. Experimentas que no te necesitan, que has pasado de ser un pilar a ser un escombro y te propones volver la mirada a un proyecto de futuro y no lo ves, no lo encuentras. Sabes que rozas los cincuenta, te sientes joven pero cada movimiento, cada dolor te recuerda tus limitaciones. Buscas salidas, analizas que puedes ofrecer y en mi caso, sólo palabras; esas que ayudan en la lucha por un mundo mejor, pero que no abarca el mío. Mis manos siguen... Vacías.

  Te preguntas porqué lo hiciste, porqué primó tu amor a tu razón, porqué pasó el tiempo sin darte cuenta, porqué tu sacrificio no obtiene respuesta, porqué no mereces algo, porqué ya no sirves para nada, porqué tu horizonte se limita a ir a remolque de los demás. Miro mis manos y siguen.... Vacías.

  No hay futuro para las madres, sólo recuerdos y nostalgia. Algunos los llaman "Síndrome del nido vacío", yo lo catalogo "Despertar a la realidad y darnos cuenta que no somos nada". Pasa el tiempo y las madres seguimos con las manos... Vacías.

3 comentarios:

  1. Es conmovedor como siempre, pero muy duro. Espero, desde lo más profundo de mi corazón, que mi madre no se haya sentido así por mi culpa.

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    1. Nunca es culpa de los hijos, eso,es ley de vida. Es culpa de una sociedad que olvida los sacrificios y el trabajo de una vida y no recicla ni da oportunidades a quien aun puede aportar mucho. Es duro pero es así, las que hemos ejercido de madres y esposas no tenemos derecho a nada, solo al olvido...

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  2. Totalmente duro; totalmente cierto. Como le dices a Roberto, es ley de vida. Y la vida no siempre es un paseo de rosas...

    Mi enhorabuena Nito.

    Un saludo, @adriantsn

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