lunes, 12 de marzo de 2012

DOLOROSO DOMINGO

Es curioso, como un mismo día puede tener tantas caras, como prismas un poliedro, reflejando las verdades, en diferente forma, siempre dependiendo de la luz que lo incida, y en este caso del punto de vista en que se mire.
Todos pudimos recordar ese 11M que marcó un antes y un después en la historia de este país, pero su recuerdo se vivió de muchas maneras.
El dolor de muchos, se confundió con el deseo de algunos de hacer campaña, de utilizar las heridas en muchos casos abiertas, para hurgar en las yagas y confundir a los ciudadanos. Pudimos ver a una Sra de Cospedal muy indignada con los sindicatos, por no haber respetado el día y haber convocado una manifestación, eso sí en un mitín de su partido, claro está.
Escuchamos y muchos leímos, mensajes en los que se pedía un esclarecimiento de los hechos, los cuales llevan mucho tiempo aclarados; no lo digo yo, lo dice la justicia que condenó a los culpables y dio por zanjado el tema, mandando a estos a la cárcel.
Y aún así, se sigue dando vueltas a los acontecimientos buscando el resquicio que pueda dar alas a la duda, aliada imprescindible de quien necesita especulación y engaño para captar adeptos. Los cuales suelen ser pobres ingenuos que ven en la conspiración la respuesta a todos sus males.
Por culpa de estos conspiradores, vimos a las víctimas y familiares separados en vez de unir sus manos en un mismo dolor, y a su vez como algunos politicuchos de tres al cuarto, se convertían en protagonistas y encabezaban procesiones en las que solo tenían que haber acudido como meros acompañantes.
Vimos a la gente manifestarse con lazos negros prendidos en sus ropas, exigiendo derechos que no caducan ni se evaporan porque el día elegido era el del recuerdo más doloroso de nuestros ciudadanos. Marcharon pidiendo justicia, señalando a los gobernantes que con leyes impuestas quieren reprimir los derechos que tantas lágrimas y esfuerzos costaron a nuestros padres. Marcharon con respeto y con orgullo; con dignidad y sabiendo que en sus consignas solo existía la verdad.
Solo concluir diciendo que la vida sigue, que para los que quedamos en esta cruda realidad, solo nos queda el recuerdo, que este perdura sin mirar fechas ni acontecimientos y que los que se fueron, como gente trabajadora y humilde en su gran mayoría, habrían secundado esta manifestación sin lugar a dudas y en el fondo de mi corazón siento, que marcharon con los manifestantes reivindicando los derechos perdidos.

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