Tras la euforia del día después a las elecciones, con la mente limpia de la embriaguez de la victoria, ya es momento para empezar a deshilachar los acontecimientos vividos y los que están por venir.
Hace unos días no teníamos la certeza de que el electorado de izquierdas fuera a reaccionar. Creo, que estamos tan cansados, tan desilusionados que la apatía se ha adueñado de nuestro ánimo. Esa es la impresión que se ha respirado en el ambiente...desgana.
Pero esa misma desgana, ha dado paso a un estado de insatisfacción y de rabia contenida por habernos manipulado, haberse aprovechado de nuestra frustración y habernos desprovisto de nuestros derechos más básicos, como es la seguridad en un trabajo, la asistencia ante la enfermedad y la obligación de asegurarnos una educación gratuita y de calidad.
Les hemos hecho ver, que las encuestas se cambian, que no se nos engaña con palabras de catastrofismo, autorizando sus devaneos con la excusa de la crisis. Que sabemos que para que una sociedad avance no se recortan gastos, ni se cortan subvenciones, las economías se sanean haciendo que se muevan, invirtiendo, no eliminando trabajadores por doquier. Vemos como las grandes empresas se frotan las manos al ver como todas las trabas que les impedían contratar despóticamente se han suprimido de un plumazo, mientras el pequeño empresario y el autónomo, sigue teniendo las puertas cerradas a los créditos y financiaciones.
Nos pedían los 100 días de gracia, y se los hemos dado, nos han negado unos presupuestos del estado, esperando timar a los andaluces, pero no lo han conseguido, no nos hemos dejado engañar. No queremos regirnos por su política de privatización, no queremos tener que renunciar a nuestros profesores, médicos, funcionarios. Sabemos que en los presupuestos, los recortes a las autonomías van a ser tremendos, que a Andalucía la van a intentar ahogar de todas las maneras, como han estado impidiendo el sistema de subasta de medicamentos. No les importa que las cosas funcionen, si no es a su manera; no les interesa. Quieren tener a la clase trabajadora implorando un mísero trabajo, volver a mandar a las mujeres de vuelta a casa, cuantos millones de parados que se quitarían. Que a las universidades solo puedan acceder los privilegiados, un pueblo inculto, es un pueblo manipulable.
Y para que caigamos en su trampa, un constante llorar por las esquinas imponiéndonos recortes y recordándonos una y otra vez que la culpa es nuestra por vivir por encima de nuestras posibilidades. Las estafas bancarias y de las multinacionales no han tenido nada que ver, ha sido el currito de la esquina que por querer vivir dignamente ha solicitado un crédito al que no podía hacer frente.....pero ¿es que nos han tomado por idiotas?
Que tiemblen, que tiemblen porque el pueblo no está dispuesto a seguir pasando calamidades, ya lo ha dicho en Andalucía, aquí no pasarán y como en esta tierra, hay mucha gente que está empezando a desesperar por no encontrar salida. Nos han puesto unos grilletes demasiado pesados y las necesidades empiezan a acumularse, cuando además te quitan las instituciones sociales que te enseñaban con su ayuda el camino para salir del bucle.
Este jueves comienza la protesta con una huelga general, que va a ser a fin de cuentas el menor de sus problemas. Si la gente no come, no tiene un techo, se le limitan sus derechos y se les impide manifestarse, que tiemblen por lo que les pueda venir.
Solo añadir que me siento orgullosa de mis paisanos, que me han demostrado que saben lo que quieren y que como yo, no están dispuestos a soportar despotismos ni atracos en nuestros derechos.
Sr. Arenas, que le vaya bonito, que aquí nos perfumamos con rosas abonadas con tierras de la izquierda unida.
Buenas noches, compañeros.
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