sábado, 3 de marzo de 2012

MEZQUINDADES

Me zumban los oídos al escuchar un runrun de voces pidiendo austeridad, moderación, paciencia.
Escuché promesas de empleo, superación de crisis y me bombardean con lamentos de recesión y déficit.
Me cruzo cada día con rostros heridos por la pena, desánimos que han echado raíces y manos que ya no buscan consuelo.
Contemplo negocios que cierran, esperanzas enterradas y respuestas ahogadas en el tiempo.

Y yo me pregunto...
¿Más importante es el buen comportamiento ante los países miembros, que la sostenibilidad de nuestra gente?
¿Más necesario es que nos den palmadas en la espalda, que dar unos servicios dignos a nuestros ciudadanos?
¿Dónde quedaron las prioridades?
¿Cuándo tener una sociedad justa, pasó a estar en un segundo plano?

Lanzo mis preguntas al aire, creyendo remuevan conciencias; que obliguen a los dirigentes, (que fueron elegidos por nosotros, que están ahí porque quisimos); miren a su alrededor y vean el resultado de sus decisiones.
La gente necesita esperanza, no excusas; el pueblo necesita soluciones, no promesas; la sociedad necesita trabajo, no especulaciones.

Y si esto no les vale, como supongo ocurra; ya que mi humilde voz se apaga ante los grandes eventos...
La alzo todo lo fuerte que puedo y la uno a la de mis compañeros, pidiendo justicia, exigiendo derechos y obligando con ella; a los que nosotros quisimos; que cumplan promesas, que se dejen de cuentos y nos devuelvan lo que otros se llevaron.... nuestra dignidad y nuestro futuro.

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